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09 de septiembre de 2016
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Peligros del amoníaco: ¡es escalofriante!

Con la reducción del uso de los gases clorofluorocarbonos (CFC) e hidroclorofluorocarbonos (HCFC) en los sistemas de refrigeración y aire acondicionado ha aumentado el uso del amoníaco. El uso del amoníaco evita el fuerte efecto invernadero por el que se prohibió el uso de CFC y HCFC, pero conlleva sus propios problemas. Gran parte de los alimentos que consumimos habrán pasado algún tiempo en el almacén refrigerados con amoníaco.

El doble peligro del amoníaco

En condiciones secas, el gas amoníaco es más ligero que el aire, pero en condiciones húmedas o mojadas, puede formarse vapor de amoníaco. El vapor de amoníaco es más pesado que el aire, por lo que se comporta de forma diferente a la forma de gas anhidro (seco).

El gas amoníaco irrita los ojos y las mucosas tras una breve exposición a niveles de unas 200 partes por millón (ppm)[Más información sobre los límites de exposición]. Es bastante perjudicial si alcanza las 1500 ppm y el riesgo de lesiones graves es cada vez más probable por encima de las 2500 ppm. Entre el 16 y el 27% (es decir, parte por cien) en volumen, también supone un riesgo explosivo.

Comprender el peligro

A menos que se realice un buen mantenimiento, se producen fugas catastróficas de amoníaco en los sistemas de refrigeración, y cada año se producen muertes y lesiones. También se han producido incidentes graves cuando las tuberías se han roto por fuerzas externas, por ejemplo, al ser golpeadas por una carretilla elevadora. También se producen fugas menores en las juntas de los ejes, las bridas de las tuberías o las válvulas, o durante el mantenimiento. Los riesgos de cualquier fuga serán específicos de cada lugar y dependerán de muchos factores, entre los que se incluyen (pero no se limitan a): el tamaño de la fuga; si es interior o exterior; la naturaleza y la calidad de la ventilación; la humedad en la atmósfera; si la fuga presenta un riesgo explosivo además de tóxico.

Plan de seguridad

Debido a su olor penetrante y a su naturaleza irritante, el amoníaco no es un gas del que se pueda estar cerca y no ser consciente. Aun así, pueden ser necesarios dos sensores de detección de gases, para detectar en el rango tóxico y en el rango explosivo, para evitar la entrada en un entorno inseguro.

Dependiendo del grado en que entre en juego cada uno de estos factores, puede ser necesaria una respuesta diferente. Una pequeña fuga puede justificar únicamente la apertura de las ventanas y el encendido de la ventilación para despejar el aire. Las fugas más grandes pueden requerir la evacuación temporal de una zona o posiblemente de todo el recinto, y la intervención de los servicios de emergencia.

Cualquier centro que utilice sistemas de amoníaco debe conocer los factores de riesgo en relación con ese centro en concreto. Deben desarrollarse procedimientos sobre cómo manejar las averías del sistema a diferentes escalas. Estos procedimientos deben ser conocidos por todo el personal pertinente, para que todos sepan qué hacer en el improbable caso de una fuga.

Crowcon Xgard
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Para la protección de plantas fijas, consulte nuestro detector y panel de control Xgard Gasmaster panel de control 

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Para protegerse del amoníaco, consulte nuestro Tetra 3 detector multigas

O consulte este documento para obtener algunos consejos útiles sobre Evacuación del sitio de amoníaco.

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