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13 de noviembre de 2014
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Control y análisis de los gases de los vertederos

A medida que el reciclaje se generaliza, el uso de los vertederos se reduce, pero sigue siendo un medio importante de eliminación de residuos. Por ejemplo, las cifras de 2012-13 del Defra (Departamento de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales) para Inglaterra muestran que 8,51 millones de toneladas, o el 33,9%, de los residuos recogidos por las autoridades locales fueron a parar al vertedero.

El papel, la materia vegetal, la madera, los textiles y el plástico constituyen la mayor parte de los residuos que van a parar a los vertederos modernos, de los que aproximadamente el 65% son biodegradables. Cuando un vertedero se instala por primera vez, hay una alta proporción de oxígeno presente en la masa de residuos. A medida que estos residuos se humedecen por la filtración de las lluvias, se produce una degradación aeróbica que produce dióxido de carbono y, a veces, otros gases, como el hidrógeno. A medida que el oxígeno se agota, puede tener lugar una degradación anaeróbica, produciendo metano, sulfuro de hidrógeno y más dióxido de carbono. Un vertedero tarda aproximadamente dos años en empezar a generar gases de forma constante, y en esta fase los principales componentes son el metano (70%) y el dióxido de carbono (30%) con pequeñas cantidades de hidrógeno, sulfuro de hidrógeno y otros gases traza, dependiendo de las condiciones.

¿Cuáles son los peligros asociados a los vertederos?
Hay dos peligros principales asociados. Uno es la producción de lixiviados, que se forman cuando el agua que pasa por los residuos del vertedero recoge compuestos orgánicos e inorgánicos. Este líquido tóxico se acumula en la base de la celda del vertedero. Si no se controla adecuadamente, puede contaminar el suelo circundante, las aguas subterráneas y los cursos de agua cercanos.

El otro peligro principal es el metano, el dióxido de carbono, el sulfuro de hidrógeno y otros gases liberados por la descomposición de los materiales orgánicos, conocidos como gas de vertedero. La mayor parte del gas se produce durante la vida útil de un vertedero y durante unos 20 años después de haber sido tapado. Sin embargo, se producirán niveles bajos de generación residual durante mucho más tiempo, posiblemente más de 100 años. El metano supone un grave riesgo de explosión, es perjudicial para la vida vegetal y también es un gas de efecto invernadero. El dióxido de carbono, también un gas de efecto invernadero, es tóxico y asfixiante, ya que agota los niveles locales de oxígeno. El sulfuro de hidrógeno es muy tóxico, incluso en concentraciones muy bajas.

Diferentes formas de control
Las muestras de gas de vertedero pueden extraerse y analizarse utilizando equipos portátiles o instalando un sistema de control permanente. Las principales opciones son:

Monitorización de pozos
La concentración relativa de metano/dióxido de carbono/oxígeno en el espacio de cabeza de un pozo indica la evolución del proceso de descomposición. Para la monitorización se utilizan equipos de muestreo que extraen regularmente muestras de los pozos y miden las concentraciones de cada gas. Las fluctuaciones de la presión atmosférica afectan a la evolución y concentración de los gases, por lo que los sistemas de monitorización suelen medir también la presión dentro de cada sondeo. Las concentraciones de gas y las lecturas de presión pueden tomarse manualmente mediante instrumentos portátiles, mientras que los sistemas de muestreo fijos ofrecen una solución automatizada en la que las lecturas se toman regularmente y se registran con fines de análisis.

Control de la caja de flujo
Este método se utiliza principalmente para localizar las emisiones de metano a través de las brechas en la tapa de un vertedero cerrado y para demostrar el cumplimiento de la Directiva de Vertederos, en particular, la identificación de los fallos en el sistema de gestión de gas en un sitio y la priorización de la remediación requerida, y la cuantificación de las emisiones totales de este importante gas de efecto invernadero desde el sitio en su conjunto.

Control del perímetro
El aire alrededor del perímetro de un vertedero en funcionamiento o cerrado se controla para cuantificar el nivel de metano y otros gases que se escapan al entorno. Esto suele realizarse por la noche, cuando las condiciones del aire tienden a ser más tranquilas y se produce un ascenso térmico, que lleva el gas del suelo hacia arriba. En el Reino Unido, el límite permitido para el metano ambiental que se escapa de un sitio es de 10 ppm. Las muestras pueden tomarse en el perímetro del emplazamiento o hasta 500 metros de distancia. Si se demuestra que se superan los límites, se repetirán las pruebas.

Los vertederos son, y serán durante mucho tiempo, una parte integral de cualquier estrategia de gestión de residuos. Su uso continuado requiere buenas prácticas operativas, de las que la gestión de los gases es parte integrante. Con un plan de gestión de gases, los operadores pueden estar seguros de que cualquier vertedero bajo su jurisdicción será seguro para las generaciones venideras.

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