La variada gama de aplicaciones y procesos del sector siderúrgico genera una serie de niveles de gases potencialmente peligrosos, como el dióxido de azufre, el monóxido de carbono, el hidrógeno, el nitrógeno y el agotamiento del oxígeno.
Con la liberación y presencia de tantos gases peligrosos, junto con el polvo y las condiciones de trabajo en caliente, el sector siderúrgico está plagado de riesgos relacionados con los gases, concretamente en las zonas de los hornos, los fosos y las pasarelas subterráneas.
Para estar al tanto de los gases tóxicos y explosivos presentes en los entornos siderúrgicos, se deben implementar equipos de detección de gases para mantener a los equipos seguros y conscientes de los peligros que surgen y fluctúan. Una monitorización precisa también puede ayudar a evitar la contaminación de los detectores, las falsas alarmas y a reducir el tiempo de inactividad. Una detección de gases fiable también garantiza el cumplimiento de los límites de exposición laboral exigidos.
Descripción
En el sector siderúrgico, la entrada en espacios confinados supone un riesgo considerable para los trabajadores, que tienen que recorrer espacios de acceso, escotillas de servicio y puntos de inspección que presentan graves peligros. Se necesitan detectores y monitores de gas personales, ya que el oxígeno plantea múltiples peligros, especialmente si es deficiente. Esto se debe a que, cuando el oxígeno está enriquecido, las cosas arden con más facilidad y arden con más intensidad. En consecuencia, extinguir una llama en este tipo de entornos puede ser casi imposible.
Dentro del proceso secundario de fabricación de acero, el agotamiento del oxígeno es de nuevo un riesgo, así como la liberación de azufre y carbono tóxicos, nitrógeno y argón. En pequeñas concentraciones, el CO₂ forma parte natural del aire respirable. En concentraciones más elevadas, desplaza el oxígeno presente en el ambiente y significa que los espacios ya no son seguros para trabajar en ellos.
El polvo ferroso granulado se genera a través de la molienda de metales y metales no ferrosos en la producción de acero. Es necesario eliminar este polvo del aire, ya que puede impedir que el gas que se necesita detectar llegue al detector residente. La presencia de cualquier partícula metálica en el aire, independientemente de cómo se produzca, supone un verdadero peligro para la detección precisa de gases. La utilización de filtros extraíbles, que puedan limpiarse y sustituirse, garantizará que el gas tenga un camino despejado hacia el sensor.
Uno de los mayores riesgos del sector siderúrgico es el que supone la producción de monóxido de carbono (CO). Durante el proceso de fundición, la mezcla de gases sale del horno a una temperatura de 200 grados centígrados. El 20% de esta mezcla es CO, e incluso unas pocas respiraciones de altas concentraciones de este gas pueden afectar gravemente a la salud, provocando daños en el corazón y el sistema nervioso. Por lo tanto, es importante que los aparatos de detección de gases se apliquen en este entorno.
En Estados Unidos, la EPA y la Administración de Seguridad y Salud en el Trabajo son los principales organismos encargados de regular el sector siderúrgico.
Las normas británicas que regulan la seguridad del gas en este sector se establecieron en 1998 y se denominan Reglamento de Seguridad del Gas (Instalación y Uso).
La normativa de la Unión Europea EN 19694-2 Emisiones de Fuentes Estacionarias, regula las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) en las industrias de alto consumo energético, en la que la segunda parte se refiere a la industria siderúrgica. La normativa ofrece orientaciones y mejores prácticas sobre el cálculo de las emisiones de GEI y el rendimiento en el sector, además de proporcionar métodos estandarizados de medición, ensayo y cuantificación, niveles de evaluación y procesos de información que deben cumplir las empresas. La norma se centra en gran medida en las emisiones directas e indirectas de CO2 producidas en las instalaciones siderúrgicas, que mide a través del impacto del CO2, con el fin de evaluar la emisión total producida.