Lógicamente, la gente asume que cuanto más bajo sea el nivel de alarma de detección de gas, más seguro será el entorno de trabajo, ya que el cuerpo estará expuesto a menos gas venenoso. Sin embargo, ¡no siempre es la mejor opción! Si se ajustan a un nivel demasiado bajo, pueden producirse alarmas falsas e interrupciones innecesarias. Y lo que es peor, estos gritos de lobo han provocado muchos incidentes en los que los detectores han sido ignorados o desconectados; con resultados terribles1.
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