La OSHA, la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional, define un espacio confinado como aquel que tiene puntos de entrada y salida limitados, que es lo suficientemente grande como para que los trabajadores entren y que no está destinado a ser ocupado regularmente. Entre ellos se encuentran los desagües, las arquetas, las tuberías de agua, los sistemas de alcantarillado, los espacios de arrastre, los sistemas de calefacción, ventilación y aire acondicionado y los áticos.
El amoníaco es un gas no inflamable a baja concentración, pero a concentraciones más elevadas en el aire puede explotar al inflamarse. Asegúrate de que conoces los procesos industriales en los que se utiliza o produce amoníaco, los peligros que surgen cuando el gas está presente y cómo controlar los riesgos.
Para quienes trabajan en sectores en los que es necesaria la detección de gases, es importante, por numerosas razones, conocer a fondo los límites de exposición en el lugar de trabajo. Este conocimiento, incluida su aplicación práctica, garantizará el cumplimiento de las normas y reglamentos, así como, lo que es más importante, el mantenimiento de la seguridad medioambiental y operativa que salvaguarda la salud humana.
El sector de las telecomunicaciones contiene muchos espacios confinados en los que pueden acumularse muchos productos químicos peligrosos y gases nocivos. Dado que estos riesgos están muy repartidos por las infraestructuras de telecomunicaciones, es imprescindible que quienes trabajan en este sector conozcan bien los peligros a los que se enfrentan en su día a día laboral.
Las empresas de suministro de agua contribuyen a suministrar agua limpia para beber, bañarse y usos industriales y comerciales. Las plantas de tratamiento de aguas residuales y los sistemas de alcantarillado ayudan a mantener limpios y salubres nuestros cursos de agua. En todo el sector del agua, el riesgo de exposición al gas y los peligros asociados al gas son considerables.
El sector del transporte abarca la carga aérea y la logística, las líneas aéreas y los servicios aeroportuarios, la carretera y el ferrocarril, las infraestructuras de transporte, los camiones, las autopistas, las vías férreas y los puertos y servicios marítimos. En consecuencia, los peligros a los que se enfrentan quienes trabajan en el sector del transporte son también muy variados. Teniendo esto en cuenta, es importante concienciar sobre todos los riesgos de amplio alcance.
El metano es un importante gas de efecto invernadero. También es altamente inflamable y puede ser explosivo en algunas circunstancias. Con tantos peligros planteados por el gas metano, es imperativo que los responsables de salud y seguridad estén debidamente equipados, no sólo con la tecnología y los productos de detección de gases pertinentes desde el punto de vista de la seguridad, con una sólida comprensión de cómo proteger a su personal de los peligros potenciales que conlleva trabajar con metano, sino también para desempeñar su papel en la minimización de las emisiones a la atmósfera.
personal de los peligros potenciales que entraña el trabajo con metano, sino también para desempeñar su papel en la reducción al mínimo de las emisiones al medio ambiente.
Los sistemas de almacenamiento de energía son esenciales para impulsar los esfuerzos mundiales por buscar fuentes de energía alternativas, como la solar y la eólica, para reducir nuestra dependencia de los combustibles fósiles. Las tecnologías de almacenamiento incluyen baterías, almacenamiento térmico, energía hidroeléctrica, almacenamiento mecánico y otras tecnologías. Estos sistemas se encuentran en diversas aplicaciones, como empresas de servicios públicos y energía, instalaciones comerciales, transporte, banca, hospitales y operaciones industriales.
La digestión anaeróbica consiste en una serie de procesos que utilizan microorganismos para descomponer los residuos orgánicos o biodegradables. En este libro blanco, examinaremos más de cerca los peligros que surgen durante la digestión anaeróbica, incluidos los que suponen los gases peligrosos, y cómo se pueden controlar y reducir cuidadosamente los riesgos.
Las bodegas se enfrentan a un conjunto único de retos cuando se trata de proteger a los trabajadores de los posibles daños causados por los gases peligrosos. La exposición a los gases puede producirse en todas las fases del proceso de producción del vino, desde el momento en que la uva llega a las instalaciones de la bodega hasta las actividades de fermentación y embotellado. Hay que tener cuidado en cada etapa para garantizar que los trabajadores no se expongan a un riesgo innecesario.