El sector del transporte es una de las mayores industrias del mundo y abarca una gran variedad de aplicaciones. El sector ofrece servicios relacionados con el movimiento de personas y cargas de todo tipo, a través de la carga aérea y la logística, las aerolíneas y los servicios aeroportuarios, la carretera y el ferrocarril, la infraestructura de transporte, el transporte por camión, las carreteras, las vías férreas y los puertos y servicios marítimos.
El sector está lleno de innovaciones, con la presentación de nuevos autobuses de hidrógeno en el Reino Unido como alternativa a los autobuses de batería y diésel en 2021. También fue el año en que Estados Unidos lanzó sus trenes de alta velocidad Maglev, que utilizan levitación magnética y potentes electroimanes para viajar con menos ruido y vibraciones que los trenes tradicionales.
Sin embargo, las nuevas innovaciones y desarrollos todavía conllevan peligros, concretamente en relación con los riesgos que supone la generación de gases peligrosos y tóxicos.
Al tratarse de uno de los sectores más importantes a escala mundial, es lógico que los trabajadores deban protegerse de toda una serie de riesgos. Exploremos las formas de proteger a los trabajadores que realizan una labor vital en el sector del transporte.
Riesgos
El transporte de materiales peligrosos puede provocar accidentes. El riesgo de accidente es más probable cuando se transportan explosivos, gases, líquidos inflamables, sólidos inflamables, sustancias oxidantes, sustancias tóxicas, materiales radiactivos, sustancias corrosivas y mercancías peligrosas diversas. Estas son las nueve áreas de clasificación que preocupan según la clasificación de las Naciones Unidas (ONU). La mayor causa de preocupación en el transporte de gases no inflamables y no tóxicos es la asfixia. Una fuga lenta en un contenedor de almacenamiento puede drenar todo el oxígeno del aire y provocar la asfixia de las personas que se encuentren en el entorno.
Principalmente en los vehículos de motor, el aire acondicionado supone un riesgo de gas debido a la quema de combustibles fósiles y las consiguientes emisiones de monóxido de carbono (CO). Si los niveles de CO aumentan, dentro de la atmósfera de la cabina del vehículo, por encima del nivel normal (30 ppm) o el nivel de oxígeno disminuye por debajo del 19%, los conductores y pasajeros corren el riesgo de ingerir CO y sus efectos secundarios asociados de mareo, sensación y malestar, cansancio y confusión, dolor de estómago, falta de aliento y dificultad para respirar. Para garantizar la seguridad de todos los implicados, es imprescindible garantizar una ventilación adecuada en estos espacios, junto con dispositivos de detección de gases.
En el sector aéreo, la combustión en la cabina y los incendios en el fuselaje, en la parte central de un avión, son un riesgo real. Aunque se utilizan materiales ignífugos, si se produce un incendio, los accesorios de la cabina pueden generar gases y vapores tóxicos que podrían ser más peligrosos que el propio incendio. La inhalación de gases nocivos causados por un incendio en estos entornos suele ser la principal causa directa de muertes.
Las fugas de combustible de aviación altamente explosivo en hangares y zonas de almacenamiento de combustible es algo que debe vigilarse para evitar incendios, daños en los equipos y, en el peor de los casos, víctimas mortales. Es necesario elegir una solución de detección de gases adecuada que se centre en la aeronave y no en el hangar, evite las falsas alarmas, utilice pocos detectores y pueda cubrir grandes áreas.
La Ley de Transporte de Materiales Peligrosos (HMTA), promulgada en EE.UU. en 1975, establece que, independientemente del tipo de transporte, cualquier empresa cuyas mercancías entren en una de las nueve categorías especificadas como peligrosas por la ONU, debe cumplir la normativa o arriesgarse a recibir multas y sanciones.
Quienes trabajan en el sector del transporte en el Reino Unido deben cumplir los requisitos establecidos en el Reglamento Modelo de las Naciones Unidas, que asigna a cada sustancia u objeto peligroso una clase específica correlativa a su grado de peligrosidad. Lo hace a través de la clasificación del grupo de embalaje (PG), según PG I, PG II o PG III.
Desde el punto de vista europeo, el Transporte Internacional de Mercancías Peligrosas por Carretera (ADR) regula la normativa sobre cómo clasificar, embalar, etiquetar y certificar las mercancías peligrosas. También incluye requisitos sobre vehículos y cisternas y otros requisitos operativos. La normativa sobre transporte de mercancías peligrosas y uso de equipos a presión transportables de 2009 también es relevante en Inglaterra, Gales y Escocia.
Otros reglamentos pertinentes son el de Transporte Internacional de Mercancías Peligrosas por Navegación Interior (ADN), el de Mercancías Peligrosas Marítimas Internacionales (IMDG) y la Instrucción Técnica de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI)