Sensores electroquímicos: ¿cuánto tiempo en la estantería y cuánto en el campo?

Es posible que haya oído antes los términos "vida útil" y "vida operativa" en referencia a los sensores electroquímicos. Son el tipo de términos que mucha gente conoce, pero no todo el mundo sabe los detalles más finos de lo que significan.

¿Cuánto tiempo en el estante?

A efectos de este artículo, la "vida útil" es el tiempo que transcurre entre la fabricación de un producto y su funcionamiento inicial.

Los sensores electroquímicos suelen tener una vida útil de seis meses desde su fabricación, siempre que se almacenen en condiciones ideales a 20˚C. Inevitablemente, una pequeña proporción de este periodo se consume durante la fabricación del detector de gas y en el envío al cliente.

Teniendo esto en cuenta, siempre aconsejamos que cuando se adquieran sensores y cualquier pieza de repuesto durante su vida útil, se planifiquen y programen las compras para que la demora entre el almacenamiento y el uso sea mínima.

¿Cuánto tiempo en el campo?

Una vez más, la "vida útil" en este contexto se refiere al tiempo que transcurre desde que un sensor empieza a utilizarse hasta que deja de ser apto para su uso.

En condiciones absolutamente ideales -temperatura y humedad estables en la región de 20˚C y 60%RH sin incidencia de contaminantes- se sabe que los sensores electroquímicos funcionan más de 4000 días (11 años). La exposición periódica al gas objetivo no limita la vida de estas diminutas pilas de combustible: los sensores de alta calidad tienen una gran cantidad de material catalizador y conductores robustos que no se agotan con la reacción.

Sin embargo, las condiciones absolutamente ideales no siempre existen, ni se mantienen así, por lo que es vital pecar de precavido cuando se trata de sensores de gas.

Teniendo esto en cuenta, los sensores electroquímicos para gases comunes (por ejemplo, monóxido de carbono o sulfuro de hidrógeno) tienen una vida útil típica de 2-3 años. Un sensor de gases más exóticos, como el fluoruro de hidrógeno, puede tener sólo entre 12 y 18 meses.

Puedes leer más sobre la vida de los sensores en nuestro artículo de HazardEx.

Por qué no debes encender la chispa

Piense en la última vez que quiso probar su detector de gases inflamables. Estás ocupado; quieres algo rápido y cómodo. Una respuesta obvia es un encendedor, ¿no? Un rápido chorro de gas debería hacer el trabajo. ¿No es así?

Si "el trabajo" es arruinar el sensor de tu detector con un simple toque, entonces sí.

Si utiliza un encendedor para probar sus sensores, corre el riesgo de:

  • Inutilización de su sensor
  • Comprometer la garantía: los depósitos de carbono son un indicio para los fabricantes, que luego no aceptan la reclamación debido a pruebas incorrectas.

Por qué los encendedores son una mala noticia para tus sensores

Los sensores de tipo pelistor (también conocidos como perlas catalíticas) se utilizan en los detectores de gases industriales para detectar una gran variedad de gases y vapores. Los sensores están formados por un par de "perlas" emparejadas que se calientan para reaccionar con los gases. Los sensores funcionan en el rango del "Límite inferior de explosividad" (LIE), por lo que proporcionan una advertencia mucho antes de que se acumule un nivel de concentración de gas inflamable.

La exposición periódica e irregular a altas concentraciones de gas puede comprometer el rendimiento del sensor, y los encendedores exponen el sensor a un volumen de gas del 100%. No sólo eso, sino que esta exposición puede llegar a agrietar las perlas del sensor. Los mecheros también dejan depósitos de carbono perjudiciales en los cordones, lo que deja los sensores inservibles y puede poner en peligro su vida.

Cómo probar con seguridad sus sensores

Prueba de choque. También puede calibrar con gas LEL al 50%, pero asegúrese de que utiliza el adaptador de calibración de gas correcto de su bombona y de que el flujo de su bombona está regulado entre 0,5 y 1 litro por minuto.